A medida que las organizaciones se preparan para la era digital y aceleran sus estrategias de transformación digital y su aplicación, se enfrentan a desafíos sin precedentes en materia de tecnología, política y operaciones.

IDC define el futuro del trabajo como un cambio fundamental del modelo de trabajo hacia uno que fomente la colaboración entre el hombre y la máquina, permita nuevas habilidades y experiencias de los trabajadores y apoye un entorno inteligente y dinámico sin límites de tiempo o espacio físico. El futuro del trabajo es un imperativo de toda la empresa impulsado por la dirección.

La economía del siglo XXI requiere que los trabajadores operen como equipos dinámicos y reconfigurables que puedan adaptarse rápidamente a las demandas de las empresas y a los nuevos requisitos del mercado, en cualquier momento, en cualquier lugar y desde cualquier ubicación física. La reciente pandemia de COVID-19 ha puesto de relieve esta necesidad y ha dejado al descubierto las deficiencias y lagunas de infraestructura, políticas y procesos de muchas organizaciones, ya que la mitad de la fuerza de trabajo se ha alejado casi de la noche a la mañana de las empresas hacia sus propias casas. A medida que los trabajadores regresan a las instalaciones de la empresa (y reconociendo que algunos nunca se han ido), las organizaciones se enfrentan a los crecientes desafíos asociados con la protección de la salud de los empleados, socios y clientes.

A medida que las organizaciones hacen balance, se reagrupan y superan la crisis sanitaria, el proceso de recuperación exige un nuevo nivel de agilidad para muchas empresas, incluida la adopción de la nueva "normalidad" de una fuerza de trabajo híbrida y mutable.